jueves, 16 de mayo de 2013

La entrada de Jesús a Jerusalén era tal y como se había profetizado, la gente estaba feliz de ver como el Hijo de Dios venia a ellos, daban grades voces declarando bendito a Jesús, sin duda la gente no podía callar porque los mismos hechos hablaban de Jesús. Los fariseos no contentos por estos gritos y exclamaciones le pidieron a Jesús que callara a sus discípulos, como diciendo: “no permitas estas herejías”, pero Jesús como siempre sabiamente les contesto: “Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían”, como diciendo: “esto no se puede callar, pues es la verdad”. La semana pasada experimente dos momentos muy lindos en donde pude hablar personalmente de Cristo a personas que no son cristianas. Quiero compartirte una de esas experiencias: Estaba en mi casa junto a mi esposa Yamita y mi hijo Uziel cuando a eso de las ocho de la noche tocaron la puerta, no acostumbramos a tener visitas a esa hora, pero sorprendidos por los toques abrí la puerta y me encontré con dos personas con Biblia en su mano, una de ellas de unos 38 años y otra quizá de unos 19 años, realmente me sorprendió la hora en la que andaban predicando. Da la casualidad que yo vivo detrás de una Iglesia Cristiana, por lo que me imagine que de esa Iglesia andaban invitando o predicando, entonces la señora me dice: “queremos compartirle un versículo bíblico”, me invadió la curiosidad y le pregunte: “¿En que Iglesia se congregan?”, ella me dijo: “Somos testigos de Jehová”, la verdad me sorprendió la disposición que tenían de andar a esas horas de la noche tocando puertas cosa que tendríamos que imitar y mejorar, pero no es ese el punto. Bueno la mayoría de nosotros cuando un testigo de Jehová toca la puerta nos paramos a escuchar todo lo que tiene que decir hasta que se vaya, quizá por respeto, quizá no por entrar en contienda o quizá porque es un conocido suyo, bueno hasta esta vez siempre los había escuchado, pero nunca había compartido ni comparto su doctrina, entonces por un momento el Espíritu Santo de Dios me redarguyo y me hizo ver que el error que nosotros cometemos es el de quedarnos callados a esperar que terminen de hablar todo lo que tengan que hablar para luego despedirlos y me puso en el corazón que tenia que compartirles las verdades del evangelio y presentarles a Jesús como su único y suficiente Salvador. Ya te has de imaginar lo dicifil que seria, pero Dios me lo puso en el corazón y lo tenia que hacer, así que comencé. Ellos tienen una doctrina muy equivocada sobre los aspectos bíblicos, por lo que serenamente y con amor comencé a quererlas reconvenir, claro esta que me base en versículos bíblicos los cuales les pedía que buscaran en su Biblia, por un momento parecía que el que había ido a visitarlas era yo y no ellas a mi, el Espíritu de Dios comenzó a darme palabras, a darme versículos y a dirigirme a sus doctrinas herradas para reconvenirlos, hubo un momento en donde ellas no tenían nada que decir, se miraban una a otra como diciéndose: “tiene razón de lo que dice”, mientras no tenían como refutar lo que con Palabra en mano les estaba explicando, mientras hablaba sentía como el Espíritu de Dios recorría mi cuerpo y como mis palabras dirigidas por el Señor estaban impactando sus vidas, era algo lindo ver como esas dos personas estaban reflexionando sobre su camino. Les presente el plan de salvación y les hice ver lo que se necesita para agradar a Dios, al final la semilla quedo sembrada y se que dará su fruto. Lo que quiero decirte es que muchas veces estamos callando cuando es necesario que hablemos, muchas veces no le hablamos a nuestro vecino solo porque sabemos que es testigo de Jehová, mormón, católico o de otra religión. ¿No será que por eso necesitamos hablarles de Cristo y mostrarles el verdadero camino?, pero nosotros la misma pena o “respeto” a su religión nos esta evitando hablar lo que Jesús quiere que hablemos. Hermanos, es hora de hablar de Cristo, su venida esta cerca, hemos recibido una gran comisión y muchas veces no la estamos realizando, otros quieren ir a predicar a cientos de países pero no son capaces ni de hablarle de Cristo a su familiar, entonces ¿Cómo iras a las naciones? Es momento de pararnos firmes y comenzar a realizar lo que desde un principio tendríamos que hacer, HABLAR DE CRISTO, presentar el plan de salvación, hablar de sus maravillas y prodigios, demostrar con nuestro testimonio que Dios nos ha cambiado y que ahora somos nuevas criaturas.

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